Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre.
Reconocemos a Dios
como padre, ese padre que da todas las cosas necesarias a sus hijos, está
pendiente de su bienestar. Dios es nuestro padre y nosotros somos sus hijos si
aceptamos a su Hijo Jesús como Salvador en nuestros corazones, creyendo en el
sacrificio que hizo al morir en la cruz para salvarnos.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también
en la tierra.
En esta parte de la
oración vemos la obediencia del hijo, en querer que se haga la voluntad del
Padre Dios y ser diligente en obedecerla, de esa manera estará reinando en el
hijo o hija.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Dios toma especial
cuidado en alimentarnos no solo físicamente sino espiritualmente, que seamos
fortalecidos en Jesús, quien dice la Biblia es el Pan de vida. Creyendo en
Jesús creceremos en sabiduría para enfrentar problemas y superarlos.
Dios provee para
todas nuestras necesidades. Y esta oración está libre de preocupación,
porque dice: dánoslo hoy, hay confianza que Dios tiene cuidado de mi presente y
mi futuro.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores.
El pecado es una
deuda que dice la Biblia se debe pagar con la muerte, sin embargo, Dios nos
perdona y nos da una nueva oportunidad, dejando atrás las cosas viejas y
erradas que hacíamos. Esto nos permite también ser sensibles en perdonar
a aquellos que nos fallan.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal;
Dios nos ayuda a que
no seamos arrastrados por la tentación hasta el pecado, nos libra del mal si
estamos cerca de Él pero si decidimos alejarnos, no escucharemos su tierna voz
cuando nos llame para alimentarnos, darnos refugio, consolarnos, y
restaurarnos.
Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos
los siglos. Amén.
La oración comienza
reconociendo a Dios en alabanza y termina así también. Dios quiere que le
alabemos porque esto nos da confianza, al ver todo su poder. Cuando ores,
no solo hagas peticiones, alábalo al principio y al final.
Por Mery Bracho
Mateo
6:9-13