¿Será
suficiente curar una herida sentimental con una bandita?
Cuando
sufrimos una pequeña herida luego de limpiarla buscamos una bandita. La bandita
la inventó un trabajador de Johnson
& Johnson, Earle Dickson, cuya esposa se hería con el cuchillo con
frecuencia mientras concinaba.
A Dickson se le ocurrió la creativa idea de usar la cinta adhesiva poniendo un pedacito de gasa a cada cierta distancia de la cinta adhesiva para que cuando su esposa lo necesitara cortara un poco con la tijera y lo colocara en la herida. Luego los dueños de Johnson & Johnson produjeron muchas banditas mejoradas. Aún hoy usamos las banditas.
A Dickson se le ocurrió la creativa idea de usar la cinta adhesiva poniendo un pedacito de gasa a cada cierta distancia de la cinta adhesiva para que cuando su esposa lo necesitara cortara un poco con la tijera y lo colocara en la herida. Luego los dueños de Johnson & Johnson produjeron muchas banditas mejoradas. Aún hoy usamos las banditas.
A veces
hay heridas en nuestro corazón que necesitamos limpiarlas, curarlas, ponerles
una bandita por un tiempo, y luego ya destaparlas para que cicatricen. Si todo
el tiempo les estamos poniendo banditas, el proceso será más largo o
indefinido. ¿Cómo será ponerle banditas
una y otra vez a una herida del corazón? Es cuando dejamos esas raíces de
amargura, o ese odio, rencor, mal recuerdo, aparentemente la herida la estamos
curando solo que si cada vez la destapamos y nos lamentamos por lo que sucedió,
pasamos el video por nuestra mente, no terminará de sanar.
Las
banditas o curitas son efectivas por un tiempo pero las heridas requerirán
sanar sin ellas, tal vez no se vean muy bonitas al principio, pero ya no
dolerán. Comparte con alguien tu dolor, busca consejería si es necesario, pide a Dios que te ayude. Para tu tranquilidad y paz,
reconoce que dolió, laméntalo, y luego ya cierra ese capítulo en tu vida, para
no volver a leerlo más. Por Mery Bracho