Problemas tenemos todos pero hay unos problemas que nos
parecen imposibles de resolver.
Qué problema tan grande tenía la gente de Israel cuando salió de Egipto y los que los habían esclavizado por 400 años y los habían dejado ir, ahora venían tras ellos. No había escapatoria posible, frente a ellos quedaba el Mar Rojo, no podían regresar y el ejército egipcio se acercaba con carros, caballos y armas.
¿Se parece en algo a algún problema que hayas enfrentado
o que estás presentando actualmente? Miras atrás y no puedes ya volver el tiempo,
tal vez no puedes regresar porque ahora tienes hijos, o te mudaste de ciudad, no
puedes irte de allí, tal vez te casaste y ahora ya no aguantas más, parece que
todo está en contra? Hay una canción que
dice: Sendas Dios hará donde creas que no hay, Él obra por senderos que no
podemos comprender. El te guiará, a tu lado estará, honor y fuerza te dará, un
camino hará donde no lo hay.
Y en verdad no había camino para los Israelitas, niños,
adultos, ancianos, ganado, todos sin escapatoria, y siendo perseguidos. Moisés, quien
era su líder, le preguntó a Dios qué harían.
Dios le dijo que tocara el agua con su vara y se abrió un camino en el
mar y se secó hasta la arena, a cada lado había una pared de agua así como que
si tuvieran vidrio y se viera el mar allí cerca pero que no se salía el agua de
su lugar, sencillamente impresionante!! Por esa arena seca pasaron todos los
israelitas y los egipcios venían asombrados también por este hecho. Lee la historia aquí
Y aquí viene la salvación, el agua se cerró nuevamente en
la mañana cuando los israelitas habían pasado y los egipcios estaban en el
medio del mar. Se ahogaron todos!!!. ¿Hay algo imposible para Dios? No lo hay.
Mira, Dios te dice: Avanza, no tengas temor de los problemas, no pelees con tus
enemigos, Dios se encargará de eso, Dios te dará la luz que necesitas, ¿Sabes
que los israelitas pasaron el mar de noche? con la luz de una nube especial lo
pasaron. Tú necesitas la luz de Jesús, que ilumine tu camino, pídele que abra
camino para ti y confía en Él. Por Mery
Bracho