Dios da luz a mi oscuridad
Seguramente has estado en un lugar apartado sin las luces
de la ciudad, cuán importante es una luz para no tropezar y avanzar.
Pasamos momentos en la vida cuando sentimos como que si
se fue la luz, allí Dios, tu Dios, enciende su linterna y te da su luz, quita
todo temor, toda oscuridad, mirarás los peligros porque no irás solo si lo
pides, él también irá. El Salmo dice:
Señor, tú iluminas mi sendero; eres mi luz en la oscuridad.
Quisiera decirte que nunca tendrás que pasar un sendero
difícil, donde necesites luz, pero no es así, hasta Jesús dijo: “En el mundo
tendrás aflicción, pero confía, Yo he vencido al mundo”. Si Él pudo, tú también.
Si conoces algunas personas de la historia bíblica sabrás
que José, el de Jacob, pasó por oscuridad, sus hermanos lo vendieron como
esclavo pero luego llego a ser una persona importante en ese país extranjero; a
Abraham, Dios le dijo que entregara su hijo más querido y lo sacrificara, pasó
por oscuridad, cuando estaba a punto de matarlo, Dios le dijo que no lo
hiciera; Ester, la reina, se enfrentó a la oscuridad de un hombre malvado que
quería destruir a sus paisanos, Dios encendió su luz y aquel hombre fue mandado a matar.
Y tú, ¿Estás pasando por oscuridad? Dile a Dios que
encienda una luz para ti, que alumbre allí donde no puedes ver qué pasará,
donde tus temores son más grandes que tu valentía, donde las lágrimas empañan
tu mirada y las fuerzas son pocas, allí donde tal vez la tentación quiere
atraparte y darte placer para luego hacerte sentir miserable. Dios alumbra allí
donde necesitas, si tan solo lo pides. Por Mery Bracho
Enciendes una lámpara para mí.
El Señor, mi Dios, ilumina mi oscuridad. Salmo 18:28
El Señor, mi Dios, ilumina mi oscuridad. Salmo 18:28