¿Has
conocido personas que son tan malas que tú crees que no merecen otra
oportunidad? Jonás también pensó así y no quiso obedecer a Dios cuando lo envió
a profetizar la destrucción de una ciudad .
La
actitud de Jonás no es la mejor para imitar, fue una actitud de desobediencia,
insensibilidad y egoísmo. Desobediencia
porque no quería ir a decirle a esa gran
ciudad que Dios los destruiría si no se arrepentían. Insensibilidad porque habían muchos niños
allí y no le importaba tampoco, y cuando iba en el barco huyendo mientras los
demás luchaban por sobrevivir, él estaba durmiendo. Y egoísmo porque le importó solo que había
mucho sol cuando el gusano se comió la planta que hacía sombra. Cuando él
finalmente fue a predicar a Nínive, y la gente se arrepintió, él se enojo
porque Dios fue compasivo y no destruyó a esas personas que había dicho
destruiría en 40 días si no se arrepentían.
La
obediencia traerá bendiciones a nuestras vidas, aunque nos cueste, es mejor
hacerlo a tiempo y no esperar consecuencias. La bondad de Dios fue tan grande
que usó el error de Jonás de huir, para
que todos los del barco conocieran y creyeran en Dios, al darse cuenta que la
tempestad era obra de su poder sobre la
creación. Por Mery Bracho