Las
palabras tienen mucho poder, su influencia puede ser positiva o negativa.
La
lengua es una chispa que enciende un fuego, en un sentido positivo podemos
encender el fuego del amor, el calor humano, entre los necesitados con palabras
de aliento.
También
la lengua puede ser una chispa de un fuego destructor, una palabra que digamos
puede ser lo que encienda la ira en otras personas, lo que haga que comience la
contienda, lo que cause división en un hogar, en una iglesia o comunidad.
No
se trata de equilibrar las palabras negativas y las positivas, se trata de
eliminar del vocabulario las negativas, de cerrar la boca cuando no tengamos
algo positivo que decir y abrirla para edificar, para contribuir a la paz y al
amor.
Por
Mery Bracho.