Que
tu confianza no se vea amenazada por las circunstancias, que permanezca
inamovible en Dios. Pablo, el hombre que conseguimos en la Biblia, fue una
persona que demostró confianza total en el poder de Dios, mientras estaba preso
tuvo la oportunidad de escapar en dos ocasiones como consecuencia de fenómenos
naturales, un terremoto y una tempestad en el mar, sin embargo no lo hizo y de este manera demostró
que Dios tiene el control.
Pablo también sabía controlarse a sí mismo, dando un buen ejemplo de confianza para todos los que veían su comportamiento.
Pablo también sabía controlarse a sí mismo, dando un buen ejemplo de confianza para todos los que veían su comportamiento.
Nuestra
confianza en Dios se reflejará en nuestra actitud. Oremos y descansemos en que Dios hará su obra
a nuestro alrededor, que pondrá las cosas de tal manera que se note la
maravilla de sus hechos. Pero no
intentemos ayudar a Dios haciendo las cosas indebidamente.
Estando en la cárcel, Pablo pudo escapar porque sus cadenas se soltaron, sin embargo, el hecho de que se quedara sirvió para que el guardia que lo custodiaba, conociera a Dios, que fuera salvo junto a toda su familia. Dios tenía su propósito en todo esto.
Estando en la cárcel, Pablo pudo escapar porque sus cadenas se soltaron, sin embargo, el hecho de que se quedara sirvió para que el guardia que lo custodiaba, conociera a Dios, que fuera salvo junto a toda su familia. Dios tenía su propósito en todo esto.
¿En
quién está puesta tu confianza? ¿Lo estás demostrando con tus hechos?
Recuerdo
una ocasión que me invitaron a cantar a otra ciudad. La familia que me dio
hospedaje me dio una habitación de su bonita casa.
En la primera gaveta de la cómoda había mucho dinero en efectivo. Yo era una jovencita, no trabajaba y eso era mucho dinero. La tentación vino en que podía resolver muchas cosas con ese dinero, pero no era la manera correcta que Dios quería para mí.
El dinero permaneció en su lugar y pude pasar esa semana de éxito y victoria cantando. Cuando salí de esa casa, me invitaron para cuando quisiera regresar.
Si el dinero se hubiese perdido en mis manos, no creo que me hubiesen invitado.
La confianza nuestra tiene que estar en que Dios suple nuestras necesidades y la manera como lo hará será la correcta y que dé honor a su nombre.
En la primera gaveta de la cómoda había mucho dinero en efectivo. Yo era una jovencita, no trabajaba y eso era mucho dinero. La tentación vino en que podía resolver muchas cosas con ese dinero, pero no era la manera correcta que Dios quería para mí.
El dinero permaneció en su lugar y pude pasar esa semana de éxito y victoria cantando. Cuando salí de esa casa, me invitaron para cuando quisiera regresar.
Si el dinero se hubiese perdido en mis manos, no creo que me hubiesen invitado.
La confianza nuestra tiene que estar en que Dios suple nuestras necesidades y la manera como lo hará será la correcta y que dé honor a su nombre.
Por
Mery Bracho