Cuando me tengo que enfrentar al problema
Sería
grandioso que pudiéramos simplemente decir, no quiero enfrentar este problema y
ya se resolviera de alguna manera. Esta actitud no es la adecuada porque tarde
o temprano nos tocará enfrentarlo.
Los
amigos de Jesús eran pescadores, el lugar donde estaba trabajaban era en el Mar
de Galilea, con la particularidad que con frecuencia había tormentas por
vientos encontrados. Ellos sabían esto
pero de todas maneras abordaron la embarcación, para atravesar el mar y llegar
a la otra orilla donde irían a descansar.
Los
amigos de Jesús tuvieron que vencer el miedo a que posiblemente hubiera una
tormenta. Y cuando llegó lo temido,
y la tormenta era tan fuerte que parecía
que morirían, Jesús aparece en la noche oscura caminando sobre el mar, les
pareció un fantasma porque NO LO ESPERABAN.
Al entrar Jesús en esta lancha, el mar se calmó, y pudieron llegar
rápido y descansar.
¿Te
ha pasado que estás en el problema y te
sientes abandonado, sin ayuda de nadie, sin refugio para tu dolor? Si has conocido a Jesús, como Salvador y
Señor, y sabes que es poderoso no debería sorprenderte que apareciera dándote
la salida a ese problema, no sin antes decirte que por qué no confiaste en Él
desde el principio.
Si
tienes un problema difícil, confía que Jesús está cerca y te puede ayudar,
cuéntale a Él, que cuando presentes tu petición tengas la esperanza de que nada
es imposible para Dios, de que también te dice “No te dejaré, no te
desampararé” estoy a tu lado, de que te dice “Confía, yo he vencido al mundo”.
Jesús
es luz en medio de tu oscuridad, si no ves la manera cómo se solucionará tu
problema, Él te ayuda.
Por
Mery Bracho