Robin Williams fue un famoso actor, optimista en su forma de ser, tenía riquezas, compartía con los necesitados, tenía familia, sin embargo no era feliz.
Cuando Robin Williams era niño sus padres lo dejaban mucho tiempo al cuidado de niñeras, su padre estaba fuera por largo tiempo. Jugaba solo, era un niño tímido.
Fue un actor muy aclamado, y hacía bien su trabajo, tenía éxito en los personajes que representaba. En su vida familiar no tuvo el mismo éxito. Se divorció 2 veces, y se casó 3 veces. Tuvo 3 hijos. Por mucho tiempo fue adicto a la cocaína, y en este año 2014, había comenzado un tratamiento de rehabilitación del alcoholismo. Finalmente aparentemente se suicida el 11 de Agosto del 2014.
A este famoso actor le faltó vivir bajo el amor y el perdón de Dios en su vida, porque la fama, la riqueza, las mujeres pueden dar placer momentáneo pero no permanente, el vacío y la depresión sólo pueden ser superados por una vida que deje que Dios esté con él y crea en Jesús como salvador, como camino, verdad y vida.
Jesús dijo, “Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia”. Esta vida no se puede encontrar en otra persona, ni en riqueza, ni en profesión, solo en Jesús, el hijo de Dios.
La persona en depresión tiene esperanza en Dios, puede salir de ese estado de ánimo y ser feliz. El Salmo 40 dice: Pacientemente esperé a Dios y se inclinó a mí y oyó mi clamor, y me hizo sacar del pozo de la desesperación, puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos… Dios puede sacarte de la desesperación, del desánimo, de la tristeza y darte un camino de esperanza y bendición. Por Mery Bracho